De espadas y tronos (comentarios sobre Juego de Tronos, la serie) (i)

Puede que algunos de mis lectores piensen que este artículo es un descarado intento de sacar réditos del tirón de la serie Juego de Tronos (Game of Thrones)1.

La verdad y nada más que la verdad: no se equivocan. Evidentemente, yo también quiero sacar tajada del fenómeno de la serie. No dinero, no se vayan ustedes a creer: me conformo con arañar unos cuantos lectores más. Es una buena inversión, a mi juicio.

Pero a lo que iba: en esta serie de artículos comentaré la serie de Juego de Tronos desde una perspectiva muy concreta, capítulo a capítulo. Ya hay reseñas de sobra pululando por la red, así que me he animado a poner el acento en mi querida obsesión: los combates y las armas y armaduras.

Pero antes toca poner en antecedentes a los que no conozcan la serie: Juego de Tronos es la adaptación a la pequeña pantalla de la primera parte de la saga literaria Canción de Hielo y Fuego, de George R. R. Martin, cuyo éxito no hace sino crecer día a día.

Soy un acérrimo seguidor de la HBO, cuyas series han escrito páginas de oro en la historia de la televisión: citemos maravillas como The Sopranos, Deadwood, Rome, The Wire o Boardwalk Empire, por ejemplo. Así que imaginad mi alborozo cuando supe que iba a ser esta cadena la encargada de adaptar una de mis sagas favoritas de fantasía: miel sobre hojuelas.

El resultado no ha desmerecido mi entusiasmo, por muchos peros que puedan vérsele a la serie. Es cierto que hay cosas que me han gustado más y cosas que me han gustado menos (como los combates, por ejemplo), pero era inevitable. Ya comenté no hace mucho que es imposible que una adaptación a otro medio nos «encaje» en nuestra propia versión mental de la saga.

Pero lo cierto es que yo esperaba más en cuanto al verismo de los combates. Quizá precisamente porque tengo a la HBO en los altares imaginé que iban a cuidar este aspecto, sobre todo por lo poco comedidos que son en cuanto a escenas violentas. No esperaba el rigor de un documental, conste, pero sí un enfoque más alejado de las típicas producciones de Hollywood.

Ojo. Este no es el clásico artículo-cabreo del seguidor (odio el término friqui, a todo esto) acérrimo de una saga, que ha visto traicionadas sus esperanzas y sueños por una mala adaptación. Y no es tal porque, repito, la adaptación me ha gustado. Mucho. Y para que quede claro, si cada vez que viera una película o serie «de espadazos» me desilusionara por el tratamiento de los combates, dejaría de verlas. No me va el masoquismo, la verdad sea dicha.

Dicho esto, ya viene siendo hora de comenzar:

Capítulo 1: Winter is coming

Escena n.º 1: «Los Otros»

Iba a comentar que la parte en la que el Otro decapita al hermano negro es muy exagerada; que cortarle la cabeza a alguien no es tan fácil como se cree, porque las vértebras y los músculos del cuello son más resistentes de lo que parece, y de no ser así las hachas y espadas empleadas por los verdugos no hubieran sido —estas sí— tan pesadas y afiladas. Pero claro, podemos pasarlo por alto como punto de fe, debido a la naturaleza preternatural de los Otros y sus espadas. Así que pasemos a la siguiente escena.

Escena n.º 2: Bran practica el tiro con arco

No es que haya algo mal en esta escena en cuanto a verismo, es que no comprendo su planteamiento. Veamos. Arya dispara a la misma diana a la que está disparando Bran, desde una posición más alejada. Como puede verse sin problemas, su flecha se clava en el blanco perpendicularmente, así que no cabe duda: un tiro así solo es posible si la niña se encuentra en línea con la diana (y con Bran a su vez). La implicación evidente: Arya puso en peligro la vida de Bran y sus dos hermanos; de errar el tiro podría haberles metido un flechazo.wallpaperbranjon1600

En fin. Si yo fuera Ned Stark le hubiera calzado unos buenos azotes a la niña. Pero ya sabemos cómo es Ned Stark, ¿verdad?

Escena n.º 3: Ned decapita al fugitivo de la Guardia de la Noche

Varias cosas me rechinan aquí. En primer lugar, la decapitación en sí. En Europa la pena por decapitación se ejecutaba mediante el hacha o la espada. El uso de la espada fue relativamente raro hasta el s. XVI.

¿Un arma demasiado noble para esos propósitos?

¿Un arma demasiado noble para esos propósitos?

Cuando se empleaba el hacha, el reo se disponía arrodillado, con la cabeza posada sobre un bloque de madera (el tajo), y el verdugo asestaba un hachazo de arriba abajo, con ambas manos. No era tarea fácil, por cierto, y requería más destreza de la que podríamos pensar; de hecho, se sabe que en muchas ocasiones los verdugos necesitaban asestar dos o más tajos antes de conseguir decapitar al pobre reo2. Haceos cargo de lo terrible (y sucia) que sería una muerte así.

Grabado representando una decapitación. (Sí, el reo parece sonreír… ni idea de por qué, oigan)

Grabado representando una decapitación. (Sí, el reo parece sonreír… ni idea de por qué, oigan)

En el caso de la decapitación mediante espada no se usaba un bloque de madera, tal y como aparece en esta escena. La persona se disponía arrodillada o sentada. El verdugo se situaba a su espalda y asestaba una cuchillada horizontal, que debía ser precisa, recia y dirigida con firmeza para no cambiar en ningún momento la orientación del filo. Todo un arte, no os quepa duda3.

Así que la escena representa mal la ejecución del reo; aunque es de justicia señalar que el fallo es de Martin, pues la escena es tal y como aparece descrita en la novela.

En cuanto al arma empleada, Hielo, la espada de Ned Stark, el caso es que la adaptación ha calcado las descripciones del autor. Veamos qué dicen de ella en Juego de Tronos:

Se llamaba Hielo. Era tan ancha como la mano de un hombre y en posición vertical era incluso más alta que Robb. La hoja era de acero valyriano, forjada con encantamientos y negra como el humo. Nada tenía un filo comparable al acero valyriano.

Según esto, la longitud total de Hielo podría superar los 160 cm4 y el ancho de su hoja unos 10 cm5. Que la hoja de Hielo sea tan ancha es poco creíble; las espadas de dos manos históricas rara vez superaban los cinco centímetros de anchura en el recazo, la parte más amplia de la hoja.

Espada de verdugo inglesa

Espada de verdugo inglesa

Una espada de esa longitud con una hoja tan ancha pesaría demasiado para que pudiera ser blandida con efectividad. Y, además, ¿de qué sirve tener una hoja tan amplia? Una espada como Hielo, que claramente se diseñó para asestar poderosas cuchilladas, solo necesita una hoja de filos paralelos y un ancho lo suficiente —cuatro, cinco centímetros como mucho— para conferir solidez al arma.

Las espadas usadas para decapitar a los reos eran harina de otro costal. Carecían de punta aguda (pues solo se usaban para asestar tajos), y tenían hojas anchas (de 6 a 7 cm), con longitudes de unos 80 o 90 cm y pesos superiores a sus contrapartidas de guerra, con unos 2 kg de media.

Hay otro asunto a considerar, y es el material con el que está hecha la hoja de Hielo: acero valyriano, del cual sabemos que está «plegado sobre sí mismo» muchas veces, tal y como se menciona en Juego de Tronos:

No apartaba la vista de la espada. Se veían claramente las ondulaciones del interior del acero, donde el metal fuera plegado cien veces sobre sí mismo en la forja. A Catelyn no le gustaban las espadas, pero era innegable que Hielo poseía una belleza propia. La habían forjado en Valyria, antes de que la Condenación cayera sobre el antiguo Feudo Franco, donde los herreros trabajaban el metal tanto con hechizos como con martillos. Hielo tenía cuatrocientos años y conservaba el filo del día en que la forjaron. Su nombre era aún más antiguo, un legado de la edad de los héroes, cuando los Stark eran los Reyes en el Norte.

A tenor de esto, el acero valyriano es un trasunto del acero de Damasco en cuanto a su método de forja (cosa aparte es el detalle de que esté forjado con hechizos, claro). Veamos qué dice la wiki de Westeros.org:

Valyrian steel is a magical alloy invented in Valyria and used to make weapons of unparalleled quality. Valyrian steel blades are lighter, stronger, and sharper than even the best castle-forged steel, and feature distinctive rippled patterns similar to Damascus steel. Only the greatest weaponsmiths can reforge swords from existing Valyrian steel, but the secret of creating such an alloy was apparently lost with Valyria, making those remaining weapons highly treasured and extremely rare.

Traducción libre:

El acero valyrio es una aleación mágica inventada en Valyria y usada para hacer armas de incomparable calidad. Las hojas de acero valyrio son más ligeras, fuertes y afiladas que incluso el mejor acero de forja, y muestran un distintivo aspecto ondulado, similar al acero de Damasco. Solo los mejores armeros pueden volver a forjar espadas a partir de acero valyrio, pero el secreto de cómo crear tal aleación se perdió, aparentemente, junto a la propia Valyria, haciendo que las armas que han perdurado sean escasas y tremendamente valiosas.

Así que, definitivamente, el acero valyrio es un trasunto del archiconocido acero de Damasco, con el efecto añadido de la magia empleada en su forja (lo cual casa con el aire místico asociado a los aceros plegados, como el de Damasco o el de las armas japonesas). Por lo que podríamos aceptar que un arma como Hielo pudiera ser más ligera y manejable que su contrapartida «normal», por así decirlo.

No quiero terminar el comentario de esta escena sin añadir unas notas sobre los aceros plegados y sus características, extraídas del artículo de Rufino Acosta La desconocida espada:

También relacionado con los sables japoneses, el acero plegado miles de veces es uno de mis temas favoritos. De nuevo en referencia al artículo anterior, el resultado técnico de las magníficas hojas japonesas de acero plegado es, sobre todo por la impureza de los aceros de la nación. Este método se dice que es originalmente chino. El proceso de separación de los aceros duros y blandos es completo y largo de explicar, pero cuando la pieza está lista para dar forma todo se hace más sencillo. Se ejecuta calentando y doblando un número limitado de veces la pieza. La idea de forjar una misma hoja miles de veces es una barbaridad.

[…]

Se dice que la superioridad de las armas japonesas se debe a las propiedades «mágicas» del acero que usan, y las técnicas de forjado. Dejémoslo claro. Son técnicas estupendas, consiguen resultados impresionantes, pero hoy los aceros homogéneos son sin duda alguna mejores que cualquier acero plegado. Si bien es cierto que tienen propiedades distintas y para según que cosas podrían ser mejores, un acero que carece de «microsoldaduras» sigue siendo estructuralmente mejor. También se suele confundir el acero de damasco con el plegado japonés. Hay nueve mil kilómetros de distancia entre Damasco y Tokio, mas o menos lo mismo que entre los dos aceros. Aunque los resultados puedan parecer similares no es correcto llamar acero de damasco a la técnica japonesa.

Me gustaría añadir que si tomamos un acero homogéneo y lo empezamos a plegar, llegará un punto en el que la descarburización lo haga mucho peor de lo que era originalmente. Especialmente si se pliega miles de veces. En la cantidad de plegados siempre se comete el mismo error. Comprensible, pero error al fin y al cabo. Una hoja plegada miles de veces es una barbaridad, de hecho, se suelen plegar ocho o doce veces todo lo más. Lo que sí que alcanza en números a miles son las capas resultantes ya que cada vez que plegamos elevamos en a la segunda potencia el número de capas. Solo hacen falta diez plegados para conseguir mil veinticuatro capas, y esto es lo que lleva a la confusión de las hojas «forjadas miles de veces».

Escena n.º 4: Llegada del rey Robert a Invernalia

Qué decir de los cascos de la Guardia del Rey. Son un cruce entre una barbuta (o un casco corintio, que viene a ser muy similar), con las carrilleras dispuestas en un ángulo extraño, una cresta a modo de cimera y dos pletinas en cada lateral, a modo de alas, que no se sabe muy bien para qué son. Al margen de que tenga o no equivalente histórico (no lo tiene), ¿era necesario que fueran tan feos, copón?

Jaime Lannister, posando (cómo no)

Jaime Lannister, posando (cómo no)

Escena n.º 5: Boda dothraki.

La última anotación a este capítulo la protagoniza el arma principal de los jinetes dothraki, el arakh, que es descrita así en Juego de Tronos:

[…] en un instante los arakhs estuvieron desenvainados y las hojas largas, mitad espada y mitad cimitarra, brillaron bajo el sol.

A tenor de esta descripción imaginaba el arakh como alguna clase de sable, el arma por excelencia de la caballería (lo cual no deja de tener su lógica): un arma blanca manejada a una mano, curva y de un solo filo, es idónea para asestar poderosas cuchilladas «al paso» mientras se va al galope.

Cuál no fue mi sorpresa cuando vi que en la serie el arakh era prácticamente igual al khopesh egipcio. Acudí de nuevo al libro, y la descripción no me seguía cuadrando; hasta que fui al original y me di cuenta de que el fallo estaba en la traducción de ese pasaje, no muy afortunada, por cierto. En el original de Juego de Tronos, los arakh son descritos como armas cuyas hojas son «half sword and half scythe», esto es, «mitad espada y mitad guadaña», y no «mitad espada y mitad cimitarra»; de una guadaña a una cimitarra va un trecho largo. Ejem.

Aún más, en el siguiente párrafo, cuando comienza el combate, la edición en castellano reza:

Los guerreros empezaron a moverse en círculo, lanzando estocadas […]

Khopesh egipcio

Khopesh egipcio

Lo cual es la traducción de «A dance of death began as the warriors circled and slashed […]». El fallo en este caso de la traducción es traducir slashed como lanzando estocadas; slash es tajar, acuchillar. Dar estocadas con un arma similar a un khopesh es muy difícil y no demasiado efectivo, dada la exagerada curva del arma.

Por si hubiera aún dudas, el nombre del khopesh es la traducción al egipcio del cananita para «espada-guadaña», así que está muy claro que Martin se inspiró en esta arma egipcia cuando imaginó el arakh.

Aclarado esto, un khopesh no es, a mi juicio, el arma más adecuada para un jinete. Su hoja es demasiado corta y curvada para usarse con ventaja a caballo: el jinete tendría que inclinarse en exceso para asestar tajos y reveses mientras avanza con su montura.

Curiosamente, el uso del arakh por parte de los dothraki (tal y como se ve en la serie) no concuerda, sin embargo, con el de un khopesh egipcio. Estas armas no estaban afiladas en la parte interior de su curva; sin embargo, como se puede apreciar en la breve secuencia de lucha, cuando uno de los contendientes usa el arma a modo de hoz para eviscerar a su rival, la única forma de ejecutar dicha acción es con un arma afilada en su parte interior, tal y como como empuñaríamos una hoz.

El arakh en acción; cuidado, que salpica

El arakh en acción; cuidado, que salpica

Como nota final, es cuando menos irónico que los dothraki, un pueblo guerrero y nómada que desprecia a los pueblos sedentarios, tengan como arma principal en su panoplia una espada que remeda tanto en forma como en uso un instrumento agrícola…

Y hasta aquí el comentario de este primer capítulo… muy pronto, los siguientes.

© de las imágenes de la serie: HBO.

(Sigue en la segunda parte.)

  1. Y, de paso, del éxito de mis dos artículos anteriores, De espadas y falacias, primera y segunda parte, que han superado entre ambos las 20.000 visitas únicas. []
  2. La palma se la lleva el verdugo de la condesa de Salisbury, Margaret Pole, que necesitó diez golpes para decapitar a la pobre mujer en 1541 []
  3. Para los morbosos que sepan inglés, http://www.capitalpunishmentuk.org/behead.html []
  4. Una altura bastante aceptable para Robb, que tiene unos catorce años al comienzo de la historia []
  5. El ancho promedio de la mano de un hombre es 10,1 cm, unas cuatro pulgadas []